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Después de las elecciones municipales ¿qué hacer?

"Villarán ha confiado en una ciudadanía idealizada, en principios democráticos y de buen gobierno, en una gestión respaldada por la transparencia y la honestidad. Ha querido construir una nueva imagen de política. Eso hubiera sido mejor hacerlo en el marco de un fortalecimiento del Frente Amplio y de una comunicación efectiva con la ciudadanía y del desarrollo de un trabajo organizativo con sus bases políticas." 

Eduardo León Zamora

Publicado: 2014-10-05

Sobre estas elecciones municipales limeñas podríamos aplicar una serie de calificativos: aburridas, decepcionantes, pobres, indignantes, insulsas, vergonzosas, deprimentes, etc. Iba a escribir que eran las elecciones más frustrantes que había vivido; pero recordé las elecciones nacionales de 1995 y del 2000; cuando nadie dudaba que el dictador Fujimori volvería a ser reelegido y re-reelegido. En esos momentos, much@s ciudadan@s apostaban por él y su triunfo estaba cantado (y arreglado).   

Hoy, 14 ó 19 años después, hay un panorama semejante. Tenemos un candidato con gran respaldo popular que sabemos que ganará hoy día, 5 de octubre; a pesar de las evidencias, no probadas judicialmente, de que ha cometido serios actos de corrupción.

Frente a este candidato está la candidatura de Susana Villarán con una gestión limpia, con el desarrollo de políticas públicas ediles para la ciudad, con obras importantes y con resultados expectantes en materia de desarrollo urbano. Golpeada sistemáticamente, desde la aparición de su candidatura en las elecciones municipales anteriores. Demolida, diariamente, por los medios de comunicación durante toda su gestión. Amenazada por un proceso de revocatoria. Acosada por la Contraloría de la República, el Ministerio Público y los medios de comunicación con denuncias montadas. Estigmatizada como mujer ineficiente, floja, mentirosa y comodona. En realidad, no se requería de una campaña contra ella para restarle posibilidades de triunfo en estas elecciones; pero, igualmente se movió todo lo que fue posible mover para garantizar su derrota.

Dicho esto, no hay que esquivar decir que Villarán hizo también méritos para debilitar su imagen. Apostó por desarrollar una imagen de buena funcionaria pública, opacando y desapareciendo su imagen y su rol como política de izquierda o centro izquierda o liberal de izquierda, como se quiera verla. Desistió de desarrollar estrategias comunicacionales indispensables que hicieran frente al cargamontón constante de la DBA (Derecha Bruta y Achorada) que boicotearon todas sus iniciativas. Perdió mucho tiempo en el tema de las investigaciones de la gestión anterior, asumiendo un rol que no le correspondía. Tardó demasiado tiempo en emprender sus proyectos de reforma. Abandonó iniciativas, como aquellas que favorecían a la comunidad LGTBI, por miedo o conveniencia. No apostó por consolidar un frente político de izquierda que la sostuviera y, finalmente, lo abandonó. Y olvidó que una alternativa de izquierda se construye con un trabajo desde abajo.

Su campaña, desde el punto de vista electoral, ha sido desastrosa. Ha insistido, hasta el hartazgo en explotar el lado oscuro y corrupto de su contrincante y de afirmar su lado prístino y ético. Lamentablemente, el maniqueísmo no funciona en la política. Crea suspicacias. Más aún cuando los supuestamente buen@s tienen encima y en contra a todos los medios de comunicación. Finalmente, su campaña anticorrupción tuvo un efecto boomerang. Venció, aparentemente, el slogan villaranista opuesto: el “Roba, pero hace obras”

Hoy día, por Villarán no solamente no votarán quienes nunca creyeron en ella; sino tampoco mucha gente de izquierda que vio en su abandono del Frente Amplio una actitud de arrogancia, de falta de visión y de oportunismo. Algun@s votarán por ella, como el mal menor. Nada de esto quita que Villarán es la única con un Plan de Gobierno serio para nuestra ciudad. Pero la izquierda no sólo vota por buenas propuestas técnicas. Vota por apuestas políticas.

Villarán ha confiado en una ciudadanía idealizada, en principios democráticos y de buen gobierno, en una gestión respaldada por la transparencia y la honestidad. Ha querido construir una nueva imagen de política. Eso hubiera sido mejor hacerlo en el marco de un fortalecimiento del Frente Amplio y de una comunicación efectiva con la ciudadanía y del desarrollo de un trabajo organizativo con sus bases políticas. Su opción por ella misma y por su imaginario, ha sido su opción por la derrota. Derrota en la que arrastra a toda la izquierda como opción en los próximos años, a pesar de su esfuerzo por desmarcarse de ella.

¿Qué creo que deben preguntarse los jóvenes de izquierda de Lima frente a esto? No afirmo que estas son las interrogantes que “tienen que” hacerse. Solamente, doy una opinión. Creo que hay que preguntarse por lo que piensa, cree y siente el pueblo, la ciudadanía en general. No tengo dudas de que estas elecciones demuestran una vez más que l@s polític@s e intelectuales de izquierda están demasiado lejos de la sensibilidad popular. Y esto ha llevado a la circulación de opiniones terriblemente dañinas para la construcción de una posición de izquierda. Se ha dicho, hasta el agobio, que la gente es ignorante, que apoya la corrupción, que está siendo manipulada; que va a tener el gobernante que merece, etc. La gente de izquierda ha hecho un despliegue de complejo de superioridad y de desprecio hacia la población que pretende representar o con la que está, supuestamente, aliada; que difícilmente podría creerse que esas opiniones vienen de gente de izquierda. Más bien, expresa una identidad con el pensamiento conservador, que todo esto valida la expresión de que uno habla desde la clase social a la que pertenece; más que desde su ideología.

La segunda pregunta es: ¿Cómo escapar de una lógica electoralista de la política y forjar un trabajo político serio para el cambio estructural del país a favor de las mayorías?. La gestión de Villarán ha demostrado que pretender hacer política en la gestión pública sin tener en cuenta a la política es un error garrafal; especialmente para una opción de “izquierda”. Y las malas prácticas de los partidos y movimientos de izquierda nos han mostrado que esa lógica del “Salvo las elecciones, todo es ilusión” nos lleva a una dinámica política engañosa y condenada al fracaso.

Una tercera interrogante tiene que ver con las fuerzas conservadoras hegemónicas. ¿Cómo contrarrestar el poder de los medios de comunicación? Porque no importa cuán bien o cuán mal haga las cosas la izquierda. Los medios de comunicación, con su poder inconmensurable y como leal representante de la DBA, siempre mentirán y mentirán para destruir cualquier atisbo de cambio en el Perú. La izquierda no puede ignorar esto. No puede creer que los ganará, ingenuamente, a su favor.

Y la última pregunta es: ¿Cómo los jóvenes pueden asumir un liderazgo de recambio revolucionario, capaz de redireccionar a la izquierda, para que vuelva a conectarse con el pueblo, lo exprese y lo acompañe en su proceso de formación ciudadana y de maduración política, en la construcción de otro horizonte para el Perú?.


Escrito por

Izquierda Universitaria Pucp

Somos una organización política estudiantil de izquierdas con actividad en la Pontificia Universidad Católica del Perú.


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